Julia Margarita
Vargas Salas

(Cusco, 1930- Lima, 2015)

Nació en la Hacienda Huancaro, ubicada en el actual distrito de Santiago, Cusco. Fue hija de Inés Salas, cocinera; y reconocida como hija ilegítima por su padre Agustín Vargas, agricultor y arriero, 25 años después de su nacimiento. 

Tuvo 3 hermanos y migró a Lima con una de ellas, Laura, para trabajar como empleada del hogar en régimen interno (conocido como «cama adentro») en mi familia, donde permaneció cerca de 65 años, hasta su muerte en el 2015. 

Por otro lado, mi tía abuela Sara fue madrina de primera comunión de Julia y su hermana Laura cuando eran niñas en Cusco. El madrinazgo que se tejió entre Sara y ambas niñas trascendió al ámbito religioso y estructuró una relación desigual que se sostuvo en el tiempo. 

Cuando mis abuelos maternos, limeños de clase media, se casaron en el año 1952; mi tía abuela Sara le regaló a Julia a mi abuela. 

En una suerte de trata de personas –naturalizado y legítimo para la época–, se la trasladó a Lima para aliviar el trabajo doméstico y el cuidado de los futuros hijos de mis abuelos. Por su lado, su hermana Laura llegó a otra casa de la familia también en el Callao, lo cual contribuyó al progresivo alejamiento entre ellas. 

 

Julia fue trabajadora doméstica en casa de mis abuelos, cuidadora de dos generaciones (mis tíos y mis primos), y dedicó sus últimos 23 años de vida a mi cuidado. Con el paso de los años, Julia pasó a formar parte de la familia y se convirtió en el vínculo más cercano para mí y mi madre, con quien compartió el rol materno. La cotidianidad de la convivencia en la intimidad del hogar y el contacto cuerpo con cuerpo en el trabajo de cuidado, generó un profundo vínculo afectivo entre Julia, mi familia y yo.

Sin embargo, las condiciones en las que se desarrollaba el trabajo de Julia, al igual que muchos otros casos, tenía como consecuencia una relación de sujeción entre empleada y familia empleadora. En una especie de tutela arbitrariamente asignada, se imposibilitó a Julia el desarrollo de una vida autónoma a ese hogar y contexto.  

Los pormenores sobre el contexto en el que se da el primer contacto entre Julia y mi familia no son del todo claros.

Mi tía abuela Sara vivió unos años en Cusco y se casó con un hombre cusqueño, quien aparece como testigo del padre de Julia en el reconocimiento tardío en su partida de nacimiento.